Hablemos de nuestras bodegas: Huellas del Tiétar

En los próximos meses hablaremos de las diferentes bodegas que pertenecen a la denominación y comenzamos con una bodega que comenzó su andadura en 2017, Huellas del Tiétar.

Hace poco tuvimos  la oportunidad de hablar con Teresa Conde, responsable de comunicación e impulsora junto con su padre, Feliciano Conde, de la bodega Huellas del Tiétar que posee altas aspiraciones en cuanto a la calidad de sus vinos.

HUELLAS ACTUALIZADADurante nuestra entrevista con Teresa, desde el principio nos mostró una gran ilusión por este proyecto, nos hablaba desde el corazón cuando nos describía sus viñedos, de lo que rodea a los mismos y del lugar en el que se encuentran ubicados. Pero aunque hablaba con el corazón, se veía claramente la planificación y visión de futuro de la bodega y de sus vinos.

Durante nuestra conversación Teresa nos indicó que el proyecto comenzó en el año 2013 en Lanzahíta, municipio ubicado dentro de la DOP Cebreros, cuando algunos vecinos, entre ellos su padre, decidieron parar el arranque de cepas viejas de Garnacha tinta, momento en el que comenzó su recuperación y profundización en el conocimiento de estos viñedos situados en la falda de la sierra de Gredos.

Teresa nos describía aquella zona como si en ese momento se trasladara allí y nos contaba cómo se encuentran rodeados de higueras, madroños, robles y jaras, siendo pequeños viñedos de secano de no más de una hectárea frente al río Tiétar. Nos decía que estaban orgullosos de los viñedos y que no solo los habían adquirido por su potencial, sino también para darle el uso que merecen y evitar así su desaparición. 

Tradición y cuidado especial de las viñas.

Nos explicó que como el «vino se hace en la viña«, se trata con especial cuidado, siendo arados y estercolados de forma tradicional y ecológica. Para que cada cepa acumule el agua de lluvia, en primavera se les “hace los pies” con azada, algo muy laborioso ya que se realiza a las  aproximadamente 15.000 cepas casi centenarias.

Finalmente, se vendimia a mano cuando sale el sol, en pequeñas cajas de 10 kilos y como las parcelas son pequeñas, la vendimia finaliza pronto. A las 11 de la mañana con la uva aún fría, se pasa a hacer una primera selección de racimos en la propia viña, que se completa posteriormente en la bodega mediante selección manual “uva a uva” en mesa de selección para después encubar por gravedad en los depósitos situados en la planta inferior de la bodega.

Todo ese esfuerzo y amor por la tierra que rodea Lanzahíta dió lugar a la incorporación de la bodega Huellas del Tiétar a la DOP Cebreros en el año 2017, con la firme intención de elaborar un vino de la máxima calidad, buscando una producción limitada y ofreciendo varios vinos: rosado, tinto joven y crianza en roble francés, todos ellos de gran calidad.

Auguramos un gran futuro a Huellas del Tiétar, seguro que esa misma pasión que mostró Teresa durante nuestra entrevista se trasladará a sus vinos.

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